lunes, 28 de febrero de 2011

EL REGRESO / VENGANZA


El regreso:

Los dejo con un pequeño fragmento del cuento El regreso:

Hizo rugir el motor del potente Ford 83, último modelo, el hombre grueso que decía madre era su chofer de confianza. Tenía las facciones y la nariz aguileña de los campesinos que abundaban el hermoso valle serrano de papá. De rato en rato mostraba su sarcástica sonrisa. Viajaba junto a madre en el asiento trasero. La acompañaba porque me había rogado. También había dicho que era para mi bien, pues algo me tocaría en cuanto finiquitara la venta de sus tierras. Al principio me opuse, pero después recordé que yo había llegado a su fundo con las intenciones de retornar allí, solo, deseoso de atrapar mis recuerdos con Susan Susan, ya que mi vida se había quedado con ella, allá, en el Pueblo Donde La Estrella Había Caído. Nuestro romance quedó truncado al enterarse nuestros familiares del pecado que cometíamos. Quizás por eso la acompaño, además, del dinero que me tiene prometido. Delante iba con el rostro sereno su hija adoptiva contemplando los maravillosos paisajes que pasábamos durante el viaje. Miraba ansioso cómo devorábamos kilómetros y kilómetros la cinta asfáltica. Horas más tarde entramos a la Ciudad de las Chimeneas percibiendo el apestoso aire frío de los minerales fundidos, alejándonos de los humos multicolores que se dirigían al cielo, mas, eran atrapados por el hielo nebuloso de la atmósfera, haciéndonos sentir su asfixiante aroma. El Ford 83 continuaba subiendo las inmensas pampas secas de los cerros pelados.


Ya en lontananza, nos entristecimos por la bajada vertiginosa de los riachuelos cristalinos que se irían a mezclar con los residuos oscuros de los metales procesados. El auto avanzaba rápidamente. A ratos bajaba su trajín por el cruce de los camiones pesados, dejándonos colosales estelas de polvareda. Rogué que lloviera. El sol no daba muestras de esconderse ni ninguna nube se avizoraba a la vista, teniéndonos que contentarnos con nuestra paciencia. En el horizonte se presentaba una cadena de cerros negros y pelados. Vimos los pastizales amarillos con sus auquénidos trajinando, las lagunas al paso con sus patos salvajes zambulléndose, haciéndoles coro centenas y centenas de ranas. Vimos por las explanadas los miles de carneros pastando inocentemente, alineados por los perros pastores, siguiéndoles escasos niños que gritándoles los apedreaban. Vimos los terribles corralones de piedra que habían vencido al tiempo. Vimos venir el tren con sus alarmantes pitazos. Madre ordenó detener el carro. Esperamos impacientes nuestro encuentro con la locomotora. Vimos incrédulos sus coches, no puede ser, me dije, son los mismos en que yo viajaba de niño, habiéndolos retocado con pintura y letreros, afeando su originalidad. Me pesé por no haber convenido en viajar en aquellos coches que había aprendido a amar. Todo romanticón añoré los cientos de viajes que hice en mi juventud. Vi el rostro de madre, también estaba extasiada. El chofer parecía restarle importancia al acontecimiento. Mi hermanita un poco incomodada hacía relucir sus dientes blanquísimos mientras llevaba su larga cabellera hacia atrás. De pronto, nuestra alegría se desvaneció. A ella se le ocurrió bajar, yendo a una loma para divisar el panorama sombrío. Una ráfaga de viento helado latigueó nuestros rostros. Madre abrigándose gritó, apúrate, Bertha, nos estamos enfriando. Recién avistaba su nombre, aunque había creído que se llamaba como mamá. Vino corriendo al oír la voz de madre.


Venganza:

Los dejó con un pequeño fragmento del cuento Venganza:

El anciano traspasó las murallas enrejadas del gigantesco patio resguardado por hombres uniformados de un verde olivo. Colgaban metralletas en sus sobresalientes barrigas y en la cintura resplandecían sus revólveres plateados, observando felinamente a los transeúntes. A pasos lentos subió las gradas que daban entrada al edificio ramificado con cuatro pabellones inmensos y rectangulares. No hizo caso de la gente que se aglomeraba en los ascensores, sino que avanzó hacia la escalera. Peldaño tras peldaño escaló al tercer piso. Caminó por el pabellón de su martirio, siguiendo una flecha pintada de un rojo intenso, viendo pasar incontables personas arropadas de blanco, azul, verdegay. Llegó al callejón que temía. A escasos metros se halla la luz opaca de una puerta abierta y vio... 


El anciano traspasó las murallas enrejadas del gigantesco patio resguardado por hombres uniformados de un verde olivo. Colgaban metralletas en sus sobresalientes barrigas y en la cintura resplandecían sus revólveres plateados, observando felinamente a los transeúntes. A pasos lentos subió las gradas que daban entrada al edificio ramificado con cuatro pabellones inmensos y rectangulares. No hizo caso de la gente que se aglomeraba en los ascensores, sino que avanzó hacia la escalera. Peldaño tras peldaño escaló al tercer piso. Caminó por el pabellón de su martirio, siguiendo una flecha pintada de un rojo intenso, viendo pasar incontables personas arropadas de blanco, azul y verdegay. Llegó al callejón que temía. A escasos metros se hallaba la luz opaca de una puerta abierta. Asomó la cabeza como siempre lo hacía al arribar a la fatídica sala, sintiendo asco por el olor que emanaba de las medicinas. Miró con cierto fastidio las camas ocupadas por hombres vendados hasta el cansancio. De sus labios brotó una quimérica sonrisa tenue. Dio tres escupitajos al cono de basura como si quisiera exorcizar los horrores del que era testigo circunstancial. Arrastró sus torpes pies, tratando de evitar los chirridos de sus zapatos de cordobán, acercándose a una mujer rubia que contemplaba atenta al paciente de parches y vendas por todo el cuerpo, quien mantenía los ojos cerrados, los brazos tiesos, conectados a distintas mangueritas de jebe; y, resoplando llegó a su lado dándole palmaditas en la espalda; ella sobresaltada volteó, y saliendo de su sorpresa, ¡oh, señor Romero!, no pensé que regresara tan pronto, tome asiento.



RECONCILIACIÓN / EXTRAÑA JUSTICIA


Reconciliación:

En este cuento largo, Ernesto Ramos Berrospi, nos demuestra una vez más su pericia literaria, relatándonos la moraleja del amor que se impone al odio con su acostumbrada técnica de historias entrecruzadas y con un lenguaje sencillo, familiar, pertinente, pulcro, ayudado con un ritmo sensual y explosivo, el cual deleita y también estremece al lector. Reconciliación, más que elogios merece su lectura.

Reconciliación se basa en la historia de Flora y Martín que desde su niñez viven una época de inocencia y ternura, de paz y felicidad, amándose en un país asolado por la miseria económica y la crisis de valores, lleno de conflictos sociales. Al concluir la secundaria toman distintos caminos. Ella ingresa a la Universidad Nacional de Huamanga; él, a la Escuela de Oficiales de la Benemérita Guardia Civil. Así años y años sin verse ni comunicarse. De pronto, Sendero Luminoso se levanta en armas, envolviéndolos en una historia de amor y odio, de recuerdos y esperanzas, de feroces combates y angustias delirantes. Al término de la guerra fratricida peruana, dándose cuenta que sus heridas ya están cicatrizadas volverán a encontrarse en su hermoso valle mantarino. ¿Lograrán reconciliarse?


Extraña justicia:

El leitmotiv de Extraña justicia se condensa en las alocadas aventuras e ilusiones de Alejandro y Julio César-combativos dirigentes estudiantiles y sindicalistas universitarios a ultranza-, que arrastran a los que los rodean a la vorágine de sus luchas clasistas por reivindicarse socialmente, pero recusando las convenciones ideológicas, humanizándolos in situ, envolviéndolos en una difícil contraposición ética con un lenguaje ágil, insólito, cautivante y sórdido, provocando hilarantes escozores, de modo que el lector resulta cómplice del relato.
En estos cuentos largos, Ernesto Ramos Berrospi, nos demuestra una vez más su pericia literaria con su acostumbrada técnica de historias entrecruzadas y con un lenguaje sencillo, familiar, pertinente, pulcro, ayudado con un ritmo sensual y explosivo, el cual deleita y también estremece al lector. Reconciliación / Extraña justicia, más que elogios merece su lectura.

                            
                                                                          

UN EXTRAÑO ROMANCE / INESPERADO VIAJE


Un extraño romance:

Les dejo un pequeño fragmento de este cuento de la obra Un extraño romance / Inesperado viaje:
 
Bastó una angustiosa llamada de Alicia del Carmen para que nuevamente empezaran mis martirizantes tribulaciones con sus agobiantes problemas, aunque ya nuestra relación se había deteriorado hacía buenos meses. Era medianoche. Decía ahogada en llanto que si alguna vez me había insinuado para pasear fuera de Huancayo o con ir a bailar a alguna discoteca. Le contesté, por supuesto que no, niña, no estaba para esos trotes y menos ahora que me encontraba en bancarrota. Insistía que nuestras salidas sólo eran de trabajo, pues siempre me había respetado y admirado más de la cuenta, ayudándome con tan buena voluntad, y jamás se le había pasado por la mente que algo sentimental pudiera unirnos, maestro, no era tan tontita.
Tenía razón, sí, que la tenía. Durante nuestra estadía nunca se me ocurrió proponerle un ápice por hacerla mía, ya que salía de una terrible trance que casi me deja al borde de la locura, y todo por mantener un esquizofrénico romance con un pícara jovencita que prefiero guardarme su historia para otra ocasión...



Inesperado viaje:
 
Mi tierra es un páramo triste, por igual, el crepúsculo de mi añorada infancia. Cuando nací apenas éramos unas cuantas familias. Yo era la penúltima de ocho hermanitos. Mi casita era la más pobre, teníamos escasos animalitos. Los hacendados se habían adueñado de los inmensos pastizales que nos rodeaban, obligándonos a pastar en los cerros lejanos donde abundaba el chogo junto al espeso ichu. Mi abuela paterna era perversa, ¡qué se pudra en el infierno! Jamás logré enterarme cómo es que mamá llegó a conocer a papá. Mi madre manifestaba ser de Tusi. Él la había traído en contra de su voluntad, luego, naceríamos, y ya un poco creciditos mi padre se la llevó a otros rumbos en busca de un futuro promisorio, dejándonos con nuestros abuelos. Mi abuelito nos trataba con cariño, alimentándonos como podía. Mi Tata viajaba constantemente con sus artesanías a Huaraz, cruzando alegre el Huascarán. Lo acompañaban algunos vecinos y mi tío Ipichu. En ese lapso, la abuela abusaba de nosotros.
Mi Tata era un conocido arriero de la zona. Todos lo estimaban porque les servía de guía. Nos contaba con gracia que le encantaba atravesar la inhóspita cordillera negra. ¡Cuánto lo admirábamos al oír sus aventuras! En cada viaje traía cabezas de ganado por el trueque que hacía, y comíamos más o menos. A mí me quería mucho. Al bordear mis cinco añitos, escuché los lamentos desesperados de la abuela. Fue el día más triste de mi vida. Salí de mi vivienda, viendo a un hombre ensangrentado pidiendo auxilio, reconociéndolo en el acto. Era uno de los hombres que iba junto a mi Tata en sus correrías. Mi abuelita vino resbalando y a empujones nos arrojaba al suelo. Levantándonos la seguimos, esforzándonos por alcanzarla, llegando a la estancia donde una de mis tías sembraba sus papitas, oyéndola gritar, ven, apúrate, Pelagia, han atacado al Cushta y al Ipichu, están malheridos, fueron emboscados por bandoleros, ya partieron los paisanos a so-correrlos, debemos ir tras ellos, ojalá recobremos nuestras cositas, ya corren la voz a las demás comarcas. Mi tía dejó caer su pico y trastabillando pasó entre nosotros, tropezándose, cayéndose, golpeándose, levantándose. Íbamos cerro arriba. A duras penas seguía a mis hermanos mayores con la voluntad en saber lo que pasaba.
Miré detrás distinguiendo multitudes de gentes con toda clase de herramientas en los hombros. Pasaron atropellándonos como asnos. Las mujeres firmemente ataban sus polleras en la cintura y, agitando sus hoces vociferaban airadas maldiciendo a los bandidos. Continuamos siguiéndolos con el mismo empeño a pesar de que nuestros piececitos descalzos se sentían adoloridos por los hincones del pasto puntiagudo y por las filudas piedrecillas de las quebradas. No sé cuánto caminamos, quizás un día y una noche, o tal vez más, atravesando cerros y cerros negros. Al bajar de la montaña fría, vimos la muchedumbre de hombres que se nos habían adelantado. Traían las mulas de viaje de mi Tata y de la mayoría de sus acompañantes. Mi abuelita lloraba a mares. Al vernos, se nos acercó y con más ganas arrojó raudas lágrimas. Alzándonos nos acomodaba encima de los caballos que habían llevado los vecinos, entonces, nos dimos cuenta que las acémilas que iban delante cargaban nueve cuerpos boca abajo con sus botas llenas de barro...




RECONCILIACIÓN


En este cuento largo, Ernesto Ramos Berrospi, nos demuestra una vez más su pericia literaria, relatándonos la moraleja del amor que se impone al odio con su acostumbrada técnica de historias entrecruzadas y con un lenguaje sencillo, familiar, pertinente, pulcro, ayudado con un ritmo sensual y explosivo, el cual deleita y también estremece al lector. Reconciliación, más que elogios merece su lectura.

Reconciliación se basa en la historia de Flora y Martín que desde su niñez viven una época de inocencia y ternura, de paz y felicidad, amándose en un país asolado por la miseria económica y la crisis de valores, lleno de conflictos sociales. Al concluir la secundaria toman distintos caminos. Ella ingresa a la Universidad Nacional de Huamanga; él, a la Escuela de Oficiales de la Benemérita Guardia Civil. Así años y años sin verse ni comunicarse. De pronto, Sendero Luminoso se levanta en armas, envolviéndolos en una historia de amor y odio, de recuerdos y esperanzas, de feroces combates y angustias delirantes. Al término de la guerra fratricida peruana, dándose cuenta que sus heridas ya están cicatrizadas volverán a encontrarse en su hermoso valle mantarino. ¿Lograrán reconciliarse?



BRUNELLA / DOS RELATOS AMARGOS


BRUNELLA:

Es una de la obras más relevantes que el autor ha escrito, siendo considerada por éste como su favorita.
Es la historia del desencanto de un padre que vive con agobiantes problemas. Por un lado, está su enfermedad; por el otro, la decepción de un matrimonio fracasado, llevándolo al desamor de su único hijo, siendo correspondido por éste. Ambos están atrapados por la soledad. Se les presenta la oportunidad de quebrar ese aislamiento con la noticia fatal de la agonía de Brunella.¿Podrán hacerlo?
Ernesto Ramos Berrospi, se desliga en esta novela corta, como es su costumbre, de la técnica tradicional, iniciándola con una obertura inmediata, gracias a un monólogo largo, cargado de lirismo, intercalado con breves diálogos, donde el personaje principal Francisco, teje su pasado tormentoso y oscuro con Brunella, dejando en su hijo Abdiel un áspero sabor de amargura y frustración, en consecuencia, su definitivo daño colateral y, cuyo espacio narrativo es la moderna ciudad de Huancayo y el Valle del Mantaro, real y objetivo, recreando las más inverosímiles e increíbles aventuras de tres almas en pena, revelándonos el mundo que los rodea, reflejando su capa social pequeñoburguesa, conservadora y provinciana, conjugado con un tiempo brevísimo, cronológico y pluridimensional, recurriendo al flash-back. Y con su peculiar estilo el autor logra sumergirnos a un conflictivo melodrama pasional, con pasajes de fino humor, sinceros, sorprendiéndonos inesperadamente con su final dudoso. Toda una alegoría a la tradición de las grandes tragedias amorosas, acorde a la anarquía de nuestro tiempo.


 
DOS RELATOS AMARGOS:

En Dos relatos amargos, Ramos Berrospi configura sus núcleos temáticos en situaciones de ira, amargura, miseria, impotencia, denotando el resquebrajamiento de los valores morales en una sociedad injusta y pletórica de violentas contradicciones, predominando la presencia lóbrega y psíquica de los principales protagonistas, manteniendo la ficción cuentística un tratamiento objetivista, cubierta de una bruma de fatalismo, melancolía y pesimismo, reflejando la anomia social peruana.
Todo este cofre de historias ácidas tiene asidero vivencial en nuestro novelista huancaíno, deparándonos la acre estampa de depauperación de un Perú caótico, que a no dudarlo provocará amplio debate su lectura.

Dos relatos amargos se divide en dos cuentos:
En el cuento Desenlace funesto, Ignacio hace un recuento furtivo de su existencia, con motivo de la muerte inminente de sus esposa Amparo, arrastrándolo en la búsqueda de un tiempo maravilloso y perdido, tomando transparencia de sucesos acaecidos en su vida juvenil por la fugaz desaparición de Ángela, su primer amor, por lo que le invadirá una retahíla de inquietudes y decepciones que lo harán debatirse entre la pasión y la razón, entre el bien y el mal.
En Una aventura más, Hubert y Tulio, dos profesores de escuela anhelan riquezas. En el breve enfrentamiento para conseguirlo, los acompañará el juego de la libertad y la dictadura. Sus sueños no se concretarán, sumándolos a la legión de seres marginales del país, dejando como corolario una estela de amargura e impotencia.


BRUNELLA


Podríamos especular que la novela Brunella de Ernesto Ramos Berrospi es un agudo drama intimista, poético, vigoroso, metafórico y de gran carga expresiva, como si el autor rindiera homenaje a la enigmática mujer que amó, ama y amará-que tal vez tenga el nombre del título de la obra-; por igual, a su poeta favorito el granadino Federico García Lorca y a los tangos que tanto le encantaban a su padre y que él solía escucharlos de niños.
 Básicamente s la historia del desencanto de un padre que vive con agobiantes problemas. Por un lado, está su enfermedad; por el otro, la decepción de un matrimonio fracasado, llevándolo al desamor de su único hijo, siendo correspondido por éste. Ambos están atrapados por la soledad. Se les presenta la oportunidad de quebrar ese aislamiento con la noticia fatal de la agonía de Brunella. ¿Podrán hacerlo?
Ernesto Ramos Berrospi, se desliga en esta novela corta, como es su costumbre, de la técnica tradicional, iniciándola con una obertura inmediata, gracias a un monólogo largo, cargado de lirismo, intercalado con breves diálogos, donde el personaje principal Francisco, teje su pasado tormentoso y oscuro con Brunella, dejando en su hijo Abdiel un áspero sabor de amargura y frustración, en consecuencia, su definitivo daño colateral y, cuyo espacio narrativo es la moderna ciudad de Huancayo y el Valle del Mantaro, real y objetivo, recreando las más inverosímiles e increíbles aventuras de tres almas en pena, revelándonos el mundo que los rodea, reflejando su capa social pequeñoburguesa, conservadora y provinciana, conjugado con un tiempo brevísimo, cronológico y pluridimensional, recurriendo al flash-back. Y con su peculiar estilo el autor logra sumergirnos a un conflictivo melodrama pasional, con pasajes de fino humor, sinceros, sorprendiéndonos inesperadamente con su final dudoso. Toda una alegoría a la tradición de las grandes tragedias amorosas, acorde a la anarquía de nuestro tiempo.
Ernesto Ramos Berrospi nos confirma con esta pequeña obra maestra que su estro creativo está en plena ascensión, especialmente, en su universo novelístico neorrealista y existencialista. Que a no dudarlo provocará las más disímiles interpretaciones y comentarios.




UN INOLVIDABLE PUEBLO


Un Inolvidable pueblo es una novela que reconstruye la historia del mítico Pueblo Donde la Estrella Había Caído a través de los ojos de su protagonista principal, Enriquito, quien es testigo circunstancial de una alucinante sarta de sabrosos y ácidos relatos de sus múltiples personajes, que no dejan de tener asidero con dramas de la vida. Toda la obra se desarrolla en un gran monólogo interior con diálogos simultáneos escrita en cinco grandes bloques narrativos, intercalados con ráfagas de recuerdos en una típica narración circular, ayudado con referentes históricos con relación a los años más trascendentales del país.

En Un inolvidable pueblo encontramos la concatenación de relatos que se entrelazan y entrecruzan con el leitmotiv, que es el recuerdo del tórrido amor incestuoso de Susan Susan y de Enriquito, existiendo un planteamiento paralelo que sirve para afianzar los hechos más preponderantes del periplo que hace éste de sus viajes en su niñez y juventud. Es la historia de Margarita Lila y Francisco pasando una odisea de amor; de Cristina y Abraham, seres marginales que encontrarán solaz en el mítico e inolvidable Pueblo Donde La Estrella Había Caído; de la promiscua Malena derramando todo su candor erótico, de Aldo con su constante y enfermiza ansiedad esotérica por su doble decepción en el ineludible destino; de Sofía y Patricio, alimentados por una efusión devoradora; de Rafaela y su epopéyica lucha con las transnacionales y los gobiernos de turno; de Mitzi, Rodolfo y Enrique en un triángulo amoroso en pugna; de Enriquito, cuyo único objetivo es su felicidad con Susan Susan tratando de romper todos los prejuicios existentes de una sociedad en tránsito a la modernidad. Él irá reconstruyendo el auge y el ocaso del Pueblo Donde La Estrella Había Caído viviendo su propio e intenso drama; su amor incestuoso, arrastrándolo al infortunio. Por supuesto, su historia no se involucra directamente con las otras historias de la novela, es decir, no trasunta con los acontecimientos históricos y sociales que suceden en su accionar, manteniéndolo como albacea de los hechos relevantes que cambian su sino.

Un Inolvidable pueblo está poblado de hechos históricos transcendentales que alteraron la vida apacible de los centros mineros de la región central del país, fabulados maravillosamente por Ernesto Ramos Berrospi, convirtiéndolo en uno de nuestros más lúcidos y connotados novelistas de nuestra nueva narrativa contemporánea, siendo su lectura imprescindible por el inusitado interés que concita en todo amante de la buena literatura.